Llegaste a mi en el momento cumbre de mi vida
para enseñarme lo débil que soy
y lo mucho que podría llegar a darte al quererte.

Y me hiciste la mas feliz de todas las mujeres
sobre la faz de la Tierra
con solo la disposición de compartir
conmigo tu presencia.

En poco tiempo me demostraste
la esencia de la vida
e iluminaste mi camino.
Aprendí a ser humana.

Pero tambien me enseñaste a llorar, a temer, a observar,
me enseñaste que nada tiene más
limites que la voluntad,
la cual no siempre los tiene bien definidos.

Me enseñaste a verme en el espejo
y a sentir compasión y horror por lo
que era, por lo que soy.
Y lo más importante de todo,
es que me enseñaste que el amor no es oro,
y que son mas las espinas que el tiempo
que tan delicada flor podría durar.

Y ahora, con tiempo y tierra de por medio,
te has nominado como mi todo,
como el autor intelectual de mis éxitos y de mis fracasos.
Me visitas en mis sueños,
y vives en mis pensamientos.
TE has convertido en el fantasma
que siempre esta al acecho,
que siempre me acosa,
que me indigna con sus penas,
y me entristece con su presencia.

No se si lo hayas merecido o lo merezcas,
pero te quise, te quiero y talves, siempre te querré.
Porque esa oportunidad era para ti nada mas,
desde aquél entonces lo decidí,
y si no la supiste aprovechar,
entonces, entonces, tendré que quedarme sola
por el resto de mis días para
rendirle tributo a tu fantasma eternamente.
- Owanuz


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