Eso me pasa por pensar en amor. Por creer en él. Por entregarle mi vida entera a un vacío de ilusiones perdidas y antiguas añoranzas, dejándome tan solo y con tu recuerdo que me abruma bajo esta luna silenciosa, que no hace más que forzarme a pensar en ti nuevamente. Es un interminable espiral. No, más bien un círculo, en el que regresa a mi memoria tu imagen pura cada vez que da una vuelta. Igual yo, cada vez que giro a mirar a cualquier parte, te encuentro a ti, a esa luna mía, a esa brisa, a ese sutil resplandor de amor y belleza que surgió tal vez de mi instinto, tal ves de mi razón o mi sentir, o incluso de mi mismo amor callado y difuso entre las innavegables olas de una confusión pétrea, inmóvil y destructora.

     Hay un abismo en mi corazón y es por culpa tuya, por quedarte en mi, por ser tan admirablemente bella. ¿A quién debo darle gracias por hacerme esclavo tuyo?
Roflo


Regresar